El sentimiento de ayudar a los demás es un sentimiento muy noble pero a veces genera ciertos conflictos
El querer ayudar es un arte y muchas veces generamos más conflictos que soluciones. Alguien podría decir: pero ¿cómo?, si estoy ayudando jamás podría generar un problema ! A veces generamos problemas y a veces es mejor no hacer nada aunque suene muy loco.
Hay un principio básico que todos por lo menos lo hemos escuchado alguna vez: cuando uno sube a un avión y le informan las normas de seguridad, dicen que si caen las mascarillas en caso de descompresión y usted está acompañado de algún menor, debe usted colocarse primero la mascarilla antes de asistir al menor.

Ama al prójimo como a ti mismo nos enseñó el Maestro Jesús.
A veces no nos damos cuenta que si queremos ayudar a alguien lo que tenemos que hacer es, primero estar bien nosotros o sea estar en una buena situación o posición para poder ayudar. Quizás a veces no trabajamos en nosotros mismos y buscamos la vía de escape ayudando o tratando de solucionarle el tema a los demás.
Hay cosas que son lógicas pero que a veces en el momento del arrebato del sentimiento, nos cuesta ver como por ejemplo esto de primero ayudarnos a nosotros mismos para poder ayudar al otro.
Entonces es fundamental comprenderlo porque a veces la ayuda puede o no ser las más eficiente o la más adecuada debido al sentimiento que nos mueve
A veces ayudando podemos hacer más daño que beneficio
Debemos frenar, observar, evaluarnos y corregirnos en el sentimiento que nos impulsa a ayudar

Muchas veces el ayudar, el estar al servicio todo el tiempo puede ser una gran falta de amor propio
Puede ser una necesidad de reconocimiento, puede ser la mejor manera
de no mirarnos o de no trabajar en nosotros mismos, o a no ayudarnos, y buscar el reconocimiento de los otros porque no nos amamos y porque no nos aceptamos y entonces buscamos el reconocimiento externo a través de estar siempre al servicio del otro pero la clave está en el sentimiento
Cuándo ayudamos a alguien tenemos casi siempre un sentimiento más cerca de la pena que de la compasión y hasta a veces pensamos que es lo mismo o no lo diferenciamos y lo llamamos de la misma manera
Si decimos: esa persona es un pobrecito o esa persona qué mal que la
está pasando! ¿qué sentimiento me está moviendo? Hay un sentimiento de lástima, un sentimiento de pena y creativamente estoy reafirmando eso, o sea estoy creando más de lo mismo.
Deberíamos preguntarnos ¿a quien ayudo y cuándo lo ayudo ?
Siempre nos ha salido más fácil cuando alguien tiene una necesidad, salir a cubrirla
¿Acaso no puedes ? Entonces lo hago por ti. ¿No te sale? Entonces te ayudo
Y eso es simplemente cubrir la necesidad del otro en ese momento. La gran pregunta que nos tendríamos que hacer en este punto es: ¿ cuándo realmente estoy ayudando? Si al otro no lo fortalece lo que yo hago, realmente ¿es una ayuda o no?
Es muy valiosa la frase que dice: no me des pescado, enséñame a pescar. Hasta que se trata de nuestros seres queridos, ¿Realmente estamos creyendo que todos tenemos el mismo poder creador o en esa ayuda hay escondida un poco de soberbia creativa ? Entonces ayudo todo el tiempo cuando ayudo ?

Aunque mi ayuda esté basada en los sentimientos más nobles pero lo único que hago es cubrir el espacio del otro, me estoy ayudando más a mí que al otro.
Cuando no estoy permitiendo que salga toda la potencia creadora del otro, todo su poder creador, y mi ayuda no es permitirle ver lo que el otro no está viendo, entonces realmente no estoy colaborando en su proceso creativo sino simplemente estoy asistiendo en su falta de creatividad
Es importante revisar el sentimiento que nos motiva a ayudar. Esto no quiere decir que no ayudemos al otro sino que lo ayudemos con un sentimiento más cerca del amor.
Cuando queremos ayudar a nuestros seres queridos pensamos que lo hacemos por un sentimiento de amor pero realmente puede haber sentimientos de lástima o de pena, esos son sentimientos más cerca del miedo que de la compasión que es más cerca del amor.
Quisiéramos que a quien ayudamos salga de la mejor manera y también salga fortalecido, pero ese sentimiento de pena va a hacer que realmente no salga fortalecido y hasta creativamente volvemos a reafirmar que esa persona es de ésa manera o que no tiene las fuerzas
En muchos casos la mejor ayuda puede ser hacerse a un lado, como cuando aprendemos a caminar, si nuestros padres hubieran sido demasiado asistencialistas aún nos estarían sosteniendo para que no nos golpeáramos, pero de esa manera pudimos aprender a caminar todos
La mejor asistencia es no hacer asistencialismo y es la mejor manera de asistir al proceso creativo del otro. No cubrirle todos los ángulos y tal vez dejarle espacios que permitan su crecimiento.
Eso que es tan natural de hacerlo con los niños cuando son chicos nos cuesta hacerlo cuando son más grandes
El verdadero amor correctamente expresado es el que permite que mi ayuda colabore con el desarrollo del otro
La presión de la mirada ajena

Cuando nos piden ayuda, a nivel sociedad enseguida se nos genera un conflicto y hace que actuemos en forma automática, por ejemplo cuando nos dicen: pero cómo no lo vas ayudar!! ¿No vas a estar? ¿Vas a dejar que se golpee ? No podemos soportar la mirada ajena
Si cubrimos todas las necesidades del otro y no le permitimos un espacio de crecimiento y estamos cubriendo todas sus necesidades lo único que estamos haciendo es que cada día se vuelva más débil y no pueda afrontar esas situaciones
¿Estoy realmente aportando en su proceso creativo o estoy calmando mi necesidad de no verlo sufrir?
Piensa si en tu vida no has pasado por situaciones incómodas que hicieron que tuvieras que sacar todas tus potencias para superarlas…
Entonces quizás por la mirada ajena o porque no quieres que el otro pase por las situaciones que tuviste que atravesar, le puedes estar quitando al otro la capacidad de desarrollar sus capacidades

Debemos comprender quienes somos más allá del personaje. Todos somos seres energía
En algún punto ayudar puede volver al otro dependiente de mí. Debemos revisar el sentimiento. Quizás estemos buscando llenar un vacío o el reconocimiento del otro o sentirnos menos culpables si tenemos un mejor pasar que otros
Luego de frenar, observar y corregir puede suceder que nos demos cuenta de que si acostumbramos al otro a ayudarlo y lo dejamos de hacer…el otro puede enojarse porque muchas veces educamos al otro de esa manera. Tenemos que tener la suficiente fortaleza para aceptarlo, de que así lo hemos educado y el otro puede no entender que lo estamos haciendo porque queremos que pueda desarrollar esas capacidades
La ayuda, ayuda cuando ayuda al otro a crecer
Asistir para permitir en el otro la capacidad de proceso de crecimiento. Generar la capacidad de crecer, ahí realmente lo hacemos por el otro y no por nosotros mismos.
Ayudar, un espacio de posibilidad para el otro. Si ayudamos con un sentimiento de lástima, tiene más que ver con nosotros mismos que con el otro. Ayudar sin criticar sin juzgar ni sentir pena
El sentimiento con el cual realizar la acción es más importante que la acción en si
Desde al amor humano decimos: no mido todo lo que doy, no mido si al otro le está dando más o menos posibilidades. La verdadera ayuda no niega la capacidad creadora del otro.
La verdadera ayuda es crear el ambiente propicio para que el otro se pueda recuperar.
Aquí puedes ver el video completo del programa donde hablamos sobre «El arte de ayudar»
Hola.
Muchas veces nos ofrecemos para ayudar a los demás sin que nos soliciten ayuda, es la necesidad nuestra de ser o haber recibido ayuda en algún momento.
Es muy importante la información.
Totalmente.
Excelente articulo. Muy cierto. Gracias!
Gracias Sofia por leernos.